lunes, 25 de octubre de 2010

RECORDANDO A MANOLETE


MANOLETE EN SALAMANCA


Fue una corrida de la feria de Salamanca. Toreaba Manolete y el público, que abarrotaba los tendidos, seguía entusiasmado la magnífica faena de muleta que realizaba el gran torero cordobés. Inmóvil en el centro del redondel se ceñía a los pitones del cornúpeta en bellos pases admirables engarzados, a los acordes de su castizo pasodoble. Cuando coronó su artística faena, derroche de valentía y plasticidad, con una estocada a ley colocada en la cruz de la brava res, esta rodó espectacularmente por la arena. La multitud estalló en un clamor inmenso, los albos pañuelos pedían los máximos trofeos para el triunfador y muchos espectadores se apresuraban a lanzar sobre el ruedo sombreros y chaquetas.

Entre la alegría y felicidad en que hervían los graderíos, levantóse un charro de los auténticos y, con aire de inspiración hierática, como interpretando el sentir de la muchedumbre entusiasmada, alzaba los ojos y los brazos al cielo, exclamando con un grito que le salía del fondo de su alma:

- ¡Gracias, Dios mío, no nos merecemos tanto!.

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