CRÓNICAS TAURINAS DEL TORERO DE BELMEZ

AYER EN LA MAESTRANZA.

TOMÁS MORENO, GRAN MULETERO, CORTÓ UNA OREJA.

* Real Maestranza de Caballería de SEVILLA. 7 de Abril de 1973

Novillos de Bernardino Piris.

"EL ALMENDRO". TOMÁS MORENO. MANOLO DE LOS REYES.

Tomás Moreno fue el triunfador de la tarde, porque con la muleta rayó a gran altura, sobre todo cuando centró los nervios y toreó a su gusto. La faena a su primero fue muy variada, siempre a base del toreo fundamental, con clasicismo y personalidad. En conjunto y en detalles, tuvo auténtico empaque, mando y alegría. Lo mató pronto y le fue concedida una oreja, dando la vuelta al ruedo. Al quinto, sin fijeza y sin embestida definida, el torero cordobés, le buscó en todos los terrenos, y así, con pundonor y con ganas de triunfar, lo mató pronto y dio vuelta al ruedo. Este torero sabe y bien por cierto para lo que sirve la muleta.

Después de ver al debutante TOMÁS MORENO, podemos decir que Belmez tiene tres cosas famosas. Un Castillo, un Alcalde y un Torero bueno. Torero bueno porque todo lo que hizo Tomás Moreno fue de buen torero y de torero que sabe por donde anda, que es lo importante.

Toreó con valentía a la salida de su primero, y no le importó una aparatosa cogida que sufrió al querer tirarse el capote a la espalda. Se colocó en el centro del ruedo, y muy quieto, y muy erguido, dio cinco pases por alto sin moverse lo más mínimo, rematándolos con el de pecho. Siguió la faena con valentía y con arte en el manejo de la muleta, ante un novillo con casta y pegajoso. Hubo buenos pases con la derecha, remates artísticos, pases de adornos, cambios airosos de manos, y tras el pinchazo, cogió una estocada con ligera salida por abajo, que mató pronto al novillo. Se entusiasmó el público, y Tomás Moreno cortó la oreja entre una gran ovación.

Otro triunfo en el quinto. Un novillo que buscaba, y un torero que se sabe defender y sacar los buenos pases que sacó por el sitio que supo pisar, y por el valor que demostró. Pases con la derecha y por alto, giros y desplantes, con adornos por afarolados, y cambios de mano. Un pinchazo y una gran estocada, le valen una vuelta triunfal al ruedo, y dejan buen sabor entre los aficionados.