jueves, 1 de octubre de 2009

HOY LA FIRMA INVITADA: RAFAEL RUÍZ-BOFFA (Crítico y articulista taurino)


MÁXIMAS TAURINAS


Famosos maestros del toreo han exteriorizado su vocación y aptitud en forma de máxima o principios generalmente admitidos, que como sentencia o doctrina moral han servido de norma a los demás. Son las viejas y siempre actuales máximas taurinas.

Para hablar de la historia del toreo es imprescindible comenzar en Ronda, cuna de los Romero y los Ordoñez, y para hacerlo muy seriamente hay que citar en primer lugar a Pedro Romero Martínez, quien vio la luz por primera vez el 19 de Noviembre de 1754, tras haber sido el mejor de los nacidos, además de haber sido gran amigo de Francisco de Goya.

Y como hablamos del inmortal pintor maño, no olvidemos a su íntimo José Delgado Guerra "Pepe-Hillo", quien nació solo unos meses antes - 14 de marzo de 1754 - y murió el 11 de mayo de 1801 en la plaza de Madrid por culpa de "Barbudo", un toro de peñaranda de Bracomonte, mientras que el propio Goya lo inmortalizaba desde el tendido dibujando la terrible cogida.

Muchos años después - no tantos para lo que es la historia - nacía en Madrid quien todo el mundo creía era sevillano de pura cepa, Rafael Gómez Ortega "El Gallo" - 17 de julio de 1882 - y dejó de existir en Sevilla el 25 de mayo de 1960, dos años después de haberle conocido personalmente el autor de este comentario biográfico.

De la Córdoba mora, árabe y cristiana era Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", que viene al mundo el 27 de noviembre de 1841 y nos deja el 1 de agosto de 1900. Torero completísimo, muy respetado por los toros, discreto y simpático, caritativo y muy profesional, fue como antes hemos dicho excelente compañero del granadino "Frascuelo", a quien quería y respetaba.

Bueno, pues ya veis, cuatro superfamosos matadores de toros que entre sus muchas virtudes citadas y otras dejadas en el tintero nos legaron unas máximas que aún pasando los años y las épocas tendrán siempre el sello inconfundible de nuestra incomparable fiesta de los toros, una de las manifestaciones públicas más auténticas de esta España nuestra, aún desconocida por muchos de los que presumimos de haber nacido aquí, como si eso fuese muy fácil. ¡Pobres de ellos!.

PEDRO ROMERO (1754 - 1839) decía:

"La honra del matador está en no huir ni correr nunca delante del toro, teniendo estoque y muleta en la mano".

"El espada no debe jamás saltar la barrera después de presentarse al toro, porque es vergonzoso".

"El lidiador no debe contar con sus pies, sino con sus manos".

"Parar los pies y dejarse coger, es el modo de que el toro se consienta y se descubra bien".

RAFAEL GÓMEZ ORTEGA "EL GALLO" (1882 - 1950) manifestaba:

"Los toros inciertos se pasan muy cortos y se les llena la cara de muleta para consentirlos".

"La muleta sirve para educar a los toros y castigarlos".

RAFAEL MOLINA "LAGARTIJO" (1841 - 1900)

"No son los toros los que cogen; son los toreros los que cogen a los toros".

"El que no empieza comiéndose a los toros, éstos se lo comen a él".


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