sábado, 15 de agosto de 2009

ANECDOTAS TAURINAS



En cierta ocasión el célebre Cúchares luchaba en la plaza de Sevilla con un miura que, según la propensión de los de su casta, se le había entablerao, y le hacía pasar las penas negras.
El circo estaba silencioso, porque el bicho era de cuidado y el diestro sudaba la gota gorda, cuando una voz sonora y vibrante salió de la masa viva del tendido de sombra, dejando escuchar a todos distintamente estas palabras:
-¡Zeñor Curro, qué tiempos aquéllos!
Cúchares levantó los ojos con curiosidad suma; pero solicitado por un movimiento del toro, volvió de nuevo a la faena, mientras resonaba por segunda y tercera vez el estentóreo grito:
-¡Qué tiempos aquéllos, zeñor Curro!
Incomodado el diestro por tan repetida exclamación, echóse con rabia la montera hacia atrás, y levantando la cabeza dijo entre provocativo y confuso:
-¡Vamos a ver, hombre!..., ¿qué tiempos eran ésos?
A lo que contestó el de las voces sorna truhanesca y reposado acento:
-¡Toma, toma! ¿Qué tiempos han de ser, zeñor Curro?....¡Aquellos... en que empezó usté a matá ese toro!

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