jueves, 24 de septiembre de 2009

VEINTICINCO AÑOS DE LA TRAGEDIA DE POZOBLANCO


Como si de la pasada feria pozoalbense se tratara, seguimos recordando en nuestra memoria a la extraordinaria figura del toreo, que fue y será por los siglos de los siglos Francisco Rivera Pérez PAQUIRRI.

(Imágen: Los Doctores Ruiz Gómez, Morán Gómez, y Cabrera Montero, la madrugada del 27 de septiembre de 1984 en el Hospital Militar de Córdoba)


El próximo sábado 26 de septiembre se cumplirá el 25 Aniversario de la trágica tarde vivida en Pozoblanco. Nuestra localidad minera de Belmez, se encuentra situada a escasos 40 kilómetros de la capital del Valle los Pedroches, y fueron muchos los aficionados belmezanos que estuvieron presentes en la trágica corrida del día grande de la feria de Nuestra Sra. de las Mercedes en 1984.

Una corrida de toros con un lleno hasta la bandera en los incómodos tendidos de la plaza, que causó una tremenda expectación entre los aficionados, no en balde era el cartel de moda de la temporada. Paquirri, el malogrado José Cubero "Yiyo", que de igual manera caería mortalmente herido al siguiente año en Colmenar Viejo, y Vicente Ruiz "El Soro".

Todo transcurría con normalidad, en la que sería la última corrida de la temporada del diestro de Barbate. Su primer toro lo brinda a un joven novillero que torea al día siguiente, de nombre Manuel Díaz "Manolo", de quien hablan que es hijo de "El Cordobés"; una oreja le cortó tras una faena en la que se encuentra bien el torero.

Tanto "El Soro", como "Yiyo" le cortan las orejas a sus enemigos en un ambiente extraordinario. Todo normal hasta que sale al ruedo "Avispado". Un toro chico, vareado, aunque tiene cara, es algo veleto y muy astifino. Paquirri lo recibe de forma magistral con el capote en los tendidos de sol, interpretando cinco verónicas de ensueño mirando al tendido sonriendo, como si estuviera despidiéndose del público. Al intentar llevarlo al caballo, el toro s e le vino encima, y ya todos conocemos los momentos tan desagradables que se vivieron en Pozoblanco.

Han pasado veinticinco años de la corrida maldita, como se calificó a nivel nacional tan desgraciado festejo. Sus hijos Francisco Rivera Ordoñez y Cayetano, siguieron los pasos de su padre, y hoy los vemos convertidos en figuras del toreo. Esa es la grandeza de la Fiesta. En la actualidad, se sigue hablando y arrojando cada vez más suciedad en los distintos medios de comunicación, - principalmente televisivos -, de los que ya estamos cansados, aburridos y cabreados.

Mucho se ha hablado de las circunstancias en las que se encontraba la enfermería de la plaza y de los cirujanos que atendieron a Francisco Rivera.

La temporada se vio empañada, por tan trágica desaparición. Tras el intervalo entre las dos corridas de toros celebradas en Belmez aquella temporada, sucedió la tragedia. Al siguiente mes, celebrada la segunda corrida de Julio de la Puerta, el 12 de octubre, D. Eliseo Morán, Cirujano Jeje de la enfermería que atendió al diestro en tan dramáticos momentos, realizó las siguientes declaraciones para el periódico El Mundo de Los Toros. Hoy queremos mostrárselas a todos nuestros seguidores, rompiendo una lanza a favor de tan extraordinarias personas, que tarde a tarde se preocupan de los toreros por todas las plazas de nuestra provincia.


- Me han preguntado muchos amigos, compañeros, familiares, público, conocidos, si voy a seguir asistiendo como cirujano a las enfermerías de las plazas de toros. Les he respondido que de momento sí. Como aquel gaitero de Gijón de las sonatas de Campoamor que tenía que seguir tocando su gaita, pues este era su oficio, incluso el día que su madre murió, aunque aquel día y aquella fiesta al mismo tiempo que tocaba su gaita caían de sus ojos gruesas lágrimas de pena.

Y de hecho lo he hecho, hasta que ha terminado la temporada hemos estado en todas las enfermerías, aunque muchas tardes malditas ganas que tenía y, quizá también como el gaitero de Gijón con lágrimas en los ojos. Y ahora recuerdo aquel brindis de dos grandes y valientes toreros TOMÁS MORENO "EL TEMPRANILLO" y "GALLITO DE ZAFRA", que a los pocos días de la tragedia de Paquirri y en un pueblo, Belmez, a unos pasos de Pozoblanco se encerraban y toreaban mano a mano la corrida más terrorífica de esta temporada con siete y ocho años. Los Victorinos, los Miuras, y los saltillos eran a su lado unos novilletes.

El primero se lo brindaron al cielo, a Paquirri, mientras a nosotros se nos hacía un nudo en la garganta.

El segundo nos lo brindaron a Rafael Ruiz y a mí. Y uno de de ellos dijo: Dres., les brindo la muerte de este toro con toda mi alma como Uds. pusieron la suya para salvar a un gran torero.

Posiblemente yo no pueda cortar las orejas como es mi deseo para ofrecérselas después. Pero estas son las grandezas y las miserias de nuestra Fiesta.

Adelante, no nos dejen, pues nosotros siempre los necesitaremos. Y hay que seguir aunque cueste. Hay que levantarse todas las mañanas para caminar todo el día aunque a veces no puedas andar y te arrastres, pero hay que seguir adelante.

1 comentarios:

Tendido Diez dijo...

Sin lugar a dudas es la verdad del Arte al que tanto amamos.

Muy bonito post, Fernando.

Un saludo.

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